jueves, 22 de marzo de 2012

"Elogio a Don Vicente Navas"



Tejo mi corona, llévola
para honrar al ciudadano
que hubiera puesto su mano
sobre las brasas de Scévola.
Joyas brillantes.

Dios da al humano tesoro:
los talentos son de oro;
los caracteres, diamantes.

Loor, pues, a quien fue noble,
honrado, viril, sin tacha.
El leñador movió el hacha:
cayó el varón como un roble.


Rubén Darío, 1893





Ninguno de los asistentes al acto solemne celebrado en el Teatro Municipal de León acabaron de escuchar a Rubén Darío recitar su elogio a D. Vicente Navas Fonseca -ilustre político, fallecido en el curso de una misión diplomática en París- pues fue interrumpido por la entrega de un telegrama en que se le comunicaba la gravedad de su esposa. Rafaelita murió a las nueve de la mañana del día siguiente en San Salvador.


En Diriamba, Nicaragua, he tenido la suerte de poder escuchar esos versos de la boca de su nieta, Dña. Leila Navas. Mujer cuya inteligencia, fuerza y belleza enaltecieron y nos acercaron más a las palabras que Rubén Darío escribió sobre su abuelo.

Gracias, familia Rappaccioli.