miércoles, 20 de junio de 2012

Por la gran avenida

Descalza iba
por la gran avenida
de paraíso y triunfo para unos
de infierno y fracaso para todos.

Descalza iba
por la gran avenida
limbo de los patriarcas que velan
de esa nueva redención que anhelan.

Descalza iba
por la gran avenida
donde el fulgor de luz y de sombra
honran majestuosa y centenaria obra.

Descalza iba
por la gran avenida
y mis pies deambulando desnudos
se toparon con tus pies vestidos.

María Galera

viernes, 15 de junio de 2012

En los bosques de Escazú,

el sonido del reloj se acompasa con el del gecko
mis ropas se tiñen con el color de las flores
y el Prozac es reemplazado por solanáceas

me refugio de la soledad en su exuberancia
vivo la vida rodeada por ella
y despierto con la alegría de la naturaleza

los yigüirros ahogan el sonido del tráfico
el césped cubre las huellas del largo día
y las plantas me limpian de suciedad

En los bosques de Escazú
siento enraizar mis esquejes
y me abandono al fluir de tu esencia

María Galera

jueves, 22 de marzo de 2012

"Elogio a Don Vicente Navas"



Tejo mi corona, llévola
para honrar al ciudadano
que hubiera puesto su mano
sobre las brasas de Scévola.
Joyas brillantes.

Dios da al humano tesoro:
los talentos son de oro;
los caracteres, diamantes.

Loor, pues, a quien fue noble,
honrado, viril, sin tacha.
El leñador movió el hacha:
cayó el varón como un roble.


Rubén Darío, 1893





Ninguno de los asistentes al acto solemne celebrado en el Teatro Municipal de León acabaron de escuchar a Rubén Darío recitar su elogio a D. Vicente Navas Fonseca -ilustre político, fallecido en el curso de una misión diplomática en París- pues fue interrumpido por la entrega de un telegrama en que se le comunicaba la gravedad de su esposa. Rafaelita murió a las nueve de la mañana del día siguiente en San Salvador.


En Diriamba, Nicaragua, he tenido la suerte de poder escuchar esos versos de la boca de su nieta, Dña. Leila Navas. Mujer cuya inteligencia, fuerza y belleza enaltecieron y nos acercaron más a las palabras que Rubén Darío escribió sobre su abuelo.

Gracias, familia Rappaccioli.


jueves, 2 de febrero de 2012

A Nicolás Guillén

“¡La naranja rica, buena, washingtona!”
el gitano Antón pregonaba.
La naranja rica, buena, washingtona,
la gitana Dolores acondicionaba.

“¡Traigo las vitaminas “pá usté y sus vecinas!”.
Inventiva, raza calé.
Traigo las vitaminas “pá usté y sus vecinas.
Retórica, lengua caló.

“¡La naranja rica, buena, washingtona!”
el gitano Antón repetía sin cesar.
La naranja rica, buena, washingtona,
la gitana Dolores acataba, sin hablar.

“¡Traemo la salud, la medicina,
el remedio pá usté!
¡Señoras que me las quitan de las mano!
-muy temprano me levanté”.

“¡Venga rápido señora antes de
que se corra la vó!
¡Señoras que me las quitan de las mano!
-aquí no madruga ni Dió”.

María Galera