Antonio Ortega nos pedía que escribiéramos un poema explicándonos para ello que Francisco Pino (Valladolid, 1910), tiene un libro titulado «Ventana Oda», cuya segunda parte es, literalmente, un libro de agujeros- a Antonio le dijo en cierta ocasión que el sentido está en los márgenes. Sostenía en la mano una cartulina con un troquel rectangular en el centro. A eso le llamaba "máquina de hacer poesía". Cogía un libro cualquiera y ponía su troquel encima de cualquier página del mismo, copiando el texto que quedase visible y limpiándolo de palabras inacabadas o irrelevantes. El resultado era una lista de palabras y expresiones.
La siguiente es una de esas lista facilitadas por Antonio, con la que escribí este poema sin modificaciones.
"todavía / distancia / nunca / resplandor inmóvil / su cuerpo / ofrenda / la menor / los hilos siempre / de leche / oro".
Y
la menor de sus hijas,
todavía en
la distancia,
yace muda en la búsqueda
de ésos,
los hilos de siempre,
de leche tejidos, de
oro,
de intercambio de sustancias;
de ese
resplandor inmóvil,
que luce
su cuerpo en letargo.
Mientras compone la música,
con cuya
ofrenda a Hades,
quedará intacto el ombligo
que
nunca cicatrizó.
María Galera